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Tener reglas de cálculo armonizadas es clave para que bodegas y consumidores identifiquen los vinos y cavas con una menor huella ambiental.
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La aplicación de las reglas de cálculo en el sector vitivinícola requiere cooperación gas y herramientas adaptadas para evitar barreras de mercado.
El borrador de las futuras reglas para el cálculo y comunicación de la huella ambiental del vino se presentó en una jornada, organizada por Lavola e INNOVI, en Vilafranca del Penedès el pasado 27 de mayo.
Después de 3 años de intenso trabajo, a finales de 2016 terminará la fase piloto impulsada por la Comisión Europea para el desarrollo e implementación de reglas armonizadas para el cálculo y comunicación del impacto ambiental que generan 25 categorías de productos. Cada categoría de producto es desarrollada por un secretariado técnico formado por empresas, centros de investigación y entidades públicas. Una de las categorías evaluadas en esta iniciativa, conocida como
Product Environmental Footprint (PEF), es la del vino y el cava. El piloto del vino está coordinado por un secretariado técnico formado por productores de vino, fabricantes de envases y expertos en análisis de ciclo de vida, el piloto es liderado por el Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV) y los trabajos técnicos los coordina Lavola.
Durante la jornada, la policy officer del
CEEV, Aurora Abad, y la responsable de ACV de Lavola, Cristina Gazulla, presentaron los resultados preliminares y esbozaron los retos que puede suponer la aplicación del PEF en el sector vitivinícola. Así, la obtención de datos representativos de la producción de uva y vino es uno de los aspectos críticos para las bodegas y, en especial, las PYMEs.
Tal y como explicó el experto técnico de
ERVET, Guido Croce, la colaboración a nivel de Clúster será clave para facilitar la aplicación del PEF. En el marco del proyecto LIFE PREFER, distintas agrupaciones de productores están trabajando para obtener datos promedio representativos que ayuden a calcular la huella ambiental de distintos productos, incluyendo el vino.
Herramientas como
CleanCO2-Wines son también de gran utilidad para agilizar y simplificar la obtención de datos y el cálculo de resultados, tal y como explicó la clúster manager de
INNOVI, Clara Santamaría. Con esta herramienta las bodegas pueden calcular, gestionar e incluso compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero tanto a nivel de producto como de organización.
Además de calcular la huella ambiental o de carbono del vino y cava producidos, es importante que las bodegas se comprometan a reducir los impactos negativos que generan. En este sentido, el sello
Wineries for Climate Protection lanzado por la Federación Española del Vino (FEV) y que presentó el responsable de calidad, medio ambiente y seguridad de
Codorniu, Eduardo Mas, ha sido diseñado para que pueda ser aplicado por empresas pequeñas, medianas o de gran tamaño.
La jornada finalizó con una mesa redonda moderada por el responsable de consultoría de
Lavola, Eloi Montcada, en la que se comentaron las sinergias existentes entre las distintas iniciativas presentadas y se debatió sobre la posible implementación futura del PEF tanto a nivel voluntario, por ejemplo el ecoetiquetado, como obligatorio, por ejemplo la incorporación en la legislación. En cualquier caso, se espera que las futuras reglas de cálculo sirvan para clarificar el panorama existente tanto a productores como a consumidores y sean tenidas en cuenta en la implementación del paquete de economía circular de la Comisión Europea.
Presentaciones:
CEEV - Aurora Abad
ERVET - Gino Croce
Codorniu - Eduardo Mas - www.wineriesforclimateprotection.com
INNOVI - Clara Santamaria
LAVOLA - Eloi Montcada
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